Hoy en la Ciudad de México se realizará una concentración de maestros en contra de la Reforma Educativa. Sobre esa reforma, existen dos corrientes de opinión que distan diametralmente entre sí. Uno, el de un sector de la sociedad, que se dejan llevar por las emociones y por el discurso de la afectación de los niños por la ausencia de las clases, y cuya reflexión no profundiza sobre los resultados del logro educativo. Y, el otro, el de la opinión de los más importantes especialistas de la educación, tanto del Colegio de México como de la UNAM, que no coinciden en los propósitos, en la intención ni en los alcances de la mal llamada reforma educativa.
Sobre estas dos visiones, los medios de comunicación toman partido a favor del gobierno y fomentan el discurso de la descalificación y linchamiento de la protesta de los docentes, pero dejan de lado, que la educación no es responsabilidad exclusiva de los maestros y de las escuelas sino del Estado. En este sentido la opinión de los especialistas en educación señalan que la reforma educativa aprobada por el Congreso es limitada y que la mejora de la educación no se va a lograr sólo con la evaluación de los docentes.
De igual forma, hay opiniones enfrentadas sobre el papel que desempeñan los maestros: hay un sector de la población que critica a los docentes y los considera mal preparados, desactualizados, flojos, consideran que son los culpables de que la educación funcione mal y en el movimiento de protesta que realizan en contra de la llamada Reforma Educativa, convocan y aplauden la represión por parte de la policía; pero también, es coincidente y casi unánime la consideración sobre la importancia que tiene la educación para el desarrollo y la construcción de una sociedad mejor y en este sentido el papel de los maestros adquiere un papel significativo y se valora su desempeño y esfuerzo.
Así fue como la evaluación de los docentes se convirtió en el discurso de la panacea, que va a resolver la crisis educativa y va a mejorar la calidad de la educación en México y para ello los medios de comunicación desarrollaron una campaña con tal furor, que importantes sectores de la población están convencidos de las bondades y beneficios que tiene la evaluación de los maestros, sin que esto sea cierto.
La educación de ninguna manera va a tener una mejora sólo con la evaluación de los docentes. El argumento es falso y tendencioso y la aplicación de esa reforma, limitada en sus propósitos, terminó siendo una vacilada y generó una reacción magisterial, de marchas, plantones, violencia y confrontación, que produjo en varios Estados enfrentamientos de maestros contra policías, y que la SEP recurriera a miles de policías de la PFP, para que se estacionaran en las entidades, días previos a la aplicación de las evaluaciones al desempeño docente.
Hasta ahora, el gobierno federal ha estado más interesado en una política de persecución y criminalización de los maestros, que en construir un modelo educativo que mejore los resultados del logro, al mismo tiempo en que el sistema educativo se convierta en el eje transformador de la sociedad.
Sin duda que la educación en el país requiere urgentemente de una amplia reforma, pero, desafortunadamente, la que fue aprobada, no goza del consenso de un fuerte sector de especialistas y docentes que se oponen a las medidas unilaterales, y que consideran que se requiere profundizar en los alcances de esa mal llamada Reforma Educativa, pero hasta ahora ha existido una cerrazón del gobierno federal para impulsar la reforma de la reforma.
Frente a esa situación, las protestas magisteriales continuarán y la reforma, así como fue planteada, no tendrá avances mínimos.
Vía Diario Contra Poder de Chiapas.-
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