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viernes, 22 de marzo de 2019

Subejercicio y recortes afectan programa para los estudiantes con discapacidades


Adrián Alejandro, de 13 años, no pudo estudiar el ciclo escolar pasado porque no encontró una secundaria en la que lo aceptaran. Padece debilidad visual. “Me dijeron que no podía hacer el examen por las condiciones en las que estoy. Me hizo sentir mal. Yo quería seguir”.

La búsqueda de una escuela pública para menores de edad con discapacidad resulta ser un viacrucis. En la mayoría de los casos no son aceptados.

Si bien los Gobiernos estatales pueden acceder a recursos federales a través del Programa para la Inclusión y la Equidad Educativa, de acuerdo con la cuenta pública 2017, en ese año se ejerció sólo la mitad del presupuesto asignado: se etiquetaron 383 millones de pesos y sólo se ejercieron 211.4 millones. Y mientras el año pasado el presupuesto fue de 401 millones, de los cuales aún no se reporta cuántos se invirtieron, la Federación le recortó más de 100 millones al programa en este año (quedó en 289.3 millones). Esos subejercicios y recortes afectan a esta población estudiantil.

Carecen de rampas 7 de cada 10 escuelas
En Jalisco, sólo 26.6% de las escuelas tiene rampa para personas con discapacidad, de acuerdo con el Índice de Cumplimiento de la Responsabilidad Educativa (ICRE) 2018 elaborado por Mexicanos Primero.

En éste se recomienda al Estado asegurar que todas las instituciones educativas cuenten con infraestructura adecuada para atender a este sector de la población.

“Esto quiere decir que no hay infraestructura apropiada en todas las escuelas para nuestros niños”, destacó la directora de Mexicanos Primero Jalisco, Paulina Hernández Morales.

En el caso de los estudiantes con discapacidad motriz, “siete de cada 10 escuelas carecen de un baño adaptado con puertas amplias y agarraderas, y 55% de los planteles no dispone de rampas para sillas de ruedas”, menciona el estudio.

La organización ha señalado que el sistema educativo en México excluye a millones de personas, “por pertenecer a un sector de escasos recursos o tener una discapacidad, ser indígena o migrante”, insistió en su informe “Tod@s. El estado de la educación en México”.

Para generar una mayor inclusión en el sistema educativo propone crear un sistema de información que registre desde el nacimiento la formación de los niños y jóvenes, hasta establecer la formación de docentes como agentes de cambio para la inclusión, abarcando buenas prácticas para la formación en la primera infancia, como licencia de paternidad y maternidad, horarios flexibles y un plan para que la educación indígena no sea segmentada.

Resolución

El año pasado, la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) resolvió que la educación debe ser inclusiva, por lo que cualquier exclusión por parte de las escuelas es “discriminatoria”.


La Secretaría de Educación en Jalisco pretende mejorar la atención para los alumnos con capacidades diferentes.

El calvario para la inscripción
Hace dos años, a Pablo le diagnosticaron el síndrome de Asperger. Actualmente cursa sexto de primaria, pero encontrar una secundaria pública cerca de su casa o un plantel incluyente es una tarea prácticamente descartada.

A principios de año, su mamá, Ana, realizó en línea el proceso de preinscripción. Primero, le pidieron ubicar su domicilio para elegir la escuela. Y comenzaron las trabas.

“Yo quería poner opciones cercanas, pero quería agregar la opción de una escuela incluyente, que está por la ex penal de Oblatos (Secundaria Mixta 8), pero como mi dirección es de Zapopan, no me dejaba poner esa escuela. Eso está mal, porque si identificas una escuela, el sistema no te lo permite en la mayoría de los casos”.

Detalla que luego aparece un apartado en el que se les pide información sobre si su hijo tiene una condición especial por alguna enfermedad o discapacidad. El problema, refiere, es que una vez concluido el registro, se les informa que deben presentar un diagnóstico de alguna institución pública que avale que su hijo tiene esa discapacidad, no importa si ya se cuenta con otro otorgado por algún especialista. “A fuerzas tiene que ser del IMSS, ISSSTE o DIF. Llamé, pero que ya tienen lleno y te dan cita hasta dentro de dos meses. Y para darte un diagnóstico de tu hijo tienen que hacerle pruebas. Es muy largo el proceso. Al final, te dan cita hasta dentro de dos meses, cuando en el sistema te lo están pidiendo de ya”.

A pesar de que le comentaron que los niños con alguna discapacidad o condición especial son aceptados en automático a través de este sistema, el principal obstáculo es obtener el diagnóstico, “es ahí cuando se pone complicado. Realmente no es cierto (que tengan prioridad)”.

Ana recuerda que le indignó el que la directora de la escuela privada a la que acude su hijo le comentara: “Pues llévalo a un Centros de Atención Múltiple (CAM) o llévalo a una secundaria abierta”. Sin embargo, al acudir al Centro de Recursos e Información para la Integración Educativa (CRIE), le aclararon que tiene derecho a ir a una escuela regular. Además, los CAM atienden hasta el nivel de primaria.

Aunque ha podido cubrir la educación de sus hijos en escuelas particulares, aclara que los costos se han elevado debido a que en el ciclo pasado le solicitaron que pagara una monitora de educación especial, lo cual hizo durante seis meses. “Normalmente te cobran como 250 pesos diarios. Eso no te lo da la escuela, ni las públicas ni las privadas”. Agrega que durante esos meses se quedaba sin dinero.

Subraya que en el nuevo modelo educativo propuesto por el Presidente Andrés Manuel López Obrador se plantea mejorar en el tema de la inclusión. Sin embargo, no ve que los maestros estén preparados para atenderlos en las escuelas públicas. “Muchos de los maestros  no saben qué hacer y nadie los ha capacitado”.

Debido a que sólo encontró la Secundaria 8 como escuela incluyente y no pudo optar por ésta en el periodo de preinscripciones, buscará un colegio en donde se han mostrado receptivos, pero no por ello preparados para atenderlo. “Todavía me angustia qué voy a hacer con la escuela”.

Analizan crecer plan de inclusión escolar
Debido a que la actual administración trabaja en un nuevo proyecto educativo para el Estado, la Secretaría de Educación analiza cómo mejorar en materia de inclusión, destaca su titular Juan Carlos Flores Miramontes.

“Estamos haciendo esfuerzos, estamos haciendo todo un análisis de cómo podemos crecer más en inclusión en las escuelas, más que en estos centros especializados. Hay que decirlo, los centros especializados suelen ser también unas vías efectivas cuando no se cuenta con ese desarrollo de capacidades en las escuelas”.

El funcionario asegura que hay escuelas que brindan atención, por ejemplo, a niños sordos, así como secundarias en donde se aplica una dinámica interesante entre la escuela y los padres de familia.

Recientemente, la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDHJ) a través de los padres de familia que tienen niños con estas características, envió una lista de sugerencias, “que nos han enriquecido mucho el proyecto”.

El secretario recuerda que insisten lo suficiente para que, en el prerregistro para las instituciones educativas, los papás manifiesten si su hijo tiene diagnosticada o consideran que tiene alguna condición que le pueda dificultar el aprendizaje, porque eso les permite brindar algunas alternativas.

“Creemos que la atención es buena, pero estamos obligados a un proceso de mejora continua”.

Recuerda que actualmente cuentan con los Centros de Atención Múltiple (CAM), las Unidades de Servicios de Apoyo a la Educación Regular (USAER) y los Centros de Recursos e Información para la Integración Educativa (CRIE) para atender a estos menores. “Tuve la oportunidad de hablar con el personal de las tres modalidades. Les pedí, junto con el área que los integra (Educación Básica), que muestren sus proyecciones de crecimiento para el sexenio, y después nos sentemos las tres modalidades para ver cómo se utiliza mejor esa relación”.

Agrega que solicitan a los padres de familia que reporten a la Secretaría de Educación cuando exista un malentendido con alguna escuela, “así como un desconocimiento o un señalamiento particular de que no se puede recibir al niño. Es necesario que nos reporten eso, lo que está a disposición del ciudadano es un sistema educativo, no una escuela. En ocasiones, a lo mejor una escuela puede tener la dificultad de brindar un apoyo, pero como sistema podemos encontrar una solución”.

Con relación a la atención que se brinda en el Centro Educativo para Altas Capacidades (CEPAC), comenta que se analiza ampliar el proyecto.

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