Huixtla.- Aún a más de 1,000 millas de su meta de llegar a los Estados Unidos, una caravana de migrantes centroamericanos detuvo brevemente su arduo viaje el martes para llorar a un compañero de viaje que murió en un accidente de carretera y para descansar los cansados y ampollados pies y tratar de curar las enfermedades y lesiones sufridas en la carretera.
Miles se despertaron cuando el sol se elevó sobre un campamento improvisado en una plaza empapada por la lluvia en el extremo sur de la ciudad mexicana de Huixtla, un coro de toses de las formas sin forma envueltas en mantas y trozos de láminas de plástico.
Quemados por el calor del día y enfriados por el frío de la noche, muchos parecían estar desarrollando problemas respiratorios.
Edwin Enrique Jimenez Flores, de 48 años, de Tela, Honduras, tuvo una de esas toses persistentes, pero aún se comprometió a llegar a los Estados Unidos para buscar trabajo.
"Mis pies están bien", dijo.
Un camión de la clínica médica móvil llegó a la plaza por la mañana para ofrecer tratamiento a los migrantes. El trabajador municipal Daniel López dijo que la ciudad estaba ofreciendo comida y agua, así como analgésicos básicos y líquidos de rehidratación, y algunos niños tenían altas temperaturas.
Durante la noche, las velas dispuestas en forma de cruz se encendieron en un simple monumento conmemorativo al hombre hondureño muerto , que se cayó de la parte trasera de un camión abarrotado el lunes mientras viajaba por una carretera.
“Hoy no nos moveremos. Hoy es un día de luto ", dijo Irineo Mujica, cuyo grupo Pueblo Sin Fronteras ha estado ayudando a los migrantes. Añadió que se irían antes del amanecer del miércoles para dirigirse a Mapastepec, a unas 38 millas (60 kilómetros) de la costa.
Tales caravanas han tenido lugar regularmente a lo largo de los años, generalmente sin gran fanfarria, pero el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, se aprovechó del fenómeno este año y lo convirtió en un llamamiento para su base republicana antes de las elecciones intermedias del 6 de noviembre.
Trump ha culpado a los demócratas por lo que dijo que eran leyes de inmigración débiles y afirmó, sin pruebas, que los pandilleros de la MS-13 y los desconocidos "oriente medio" se escondían entre los inmigrantes.
La caravana, que se estima que incluye a más de 7,000 personas, ha avanzado aproximadamente 45 millas (75 kilómetros) desde que cruzó la frontera de Guatemala y aún enfrenta más de 1,000 millas hasta el cruce fronterizo más cercano de los EE. UU. En McAllen, Texas, y más del doble de eso. Alcanzar el distante cruce Tijuana-San Diego.
Muchos en la caravana tienen pocas probabilidades de calificar para el asilo, incluso si lo logran, ya que Estados Unidos no considera las cosas como huir de la pobreza o la violencia de pandillas como un factor de calificación.
Selvin Antonio Guzmán de Santa Bárbara, Honduras, delgado y bronceado, dijo, como muchos otros, que se fue de casa porque las pandillas que extorsionaban las tarifas de protección hacían la vida imposible.
Guzmán se habría unido a su madre y hermana en los Estados Unidos hace años, pero nunca habría tenido los miles de dólares necesarios para pagar a un contrabandista. Así que aprovechó la oportunidad para la relativa seguridad en números y una alternativa mucho más barata que ofrecía la caravana.
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