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lunes, 6 de agosto de 2018

Violencia los transforma; trastornos mentales



Agresiones, adicciones o genĂ©tica pueden ser factor del cambio sĂºbito en la personalidad de un adolescente.


CIUDAD DE MÉXICO.

El repentino cambio de conducta agresiva o antisocial de un niño o un adolescente estĂ¡ relacionado a mĂºltiples factores que pueden basarse en la bĂºsqueda de identidad en ambientes violentos, golpes que generan lesiones cerebrales, adicciones o predisposiciĂ³n genĂ©tica, asĂ­ lo advierten especialistas consultados por ExcĂ©lsior.

Casos como el de Fede, quien atacĂ³ con un arma a sus compañeros y luego se disparĂ³ en la cabeza en Monterrey, o el de Marco Antonio SĂ¡nchez, quien presuntamente fue desaparecido por policĂ­as de la Ciudad de MĂ©xico y despuĂ©s fue hallado con un cambio sĂºbito de personalidad, han sido objeto de estudio por su conducta.

De acuerdo con la neurosicĂ³loga e investigadora de la UNAM, Feggy Ostrosky, las lesiones en la cabeza pueden ocasionar sĂ­ntomas de pĂ©rdida de la memoria y nociĂ³n de tiempo y espacio, como se presentaron en el caso de Marco Antonio, quien fue atendido en el Hospital PsiquiĂ¡trico Infantil Doctor Juan N. Navarro.

La especialista señalĂ³ que en este caso era importante realizar un estudio neurolĂ³gico y un estudio de imagen cerebral al menor para determinar si hubo daño a nivel cerebral.

Ostrosky rechazĂ³ que el estrĂ©s postraumĂ¡tico genere actitudes delictivas en un infante, por el contrario, los sĂ­ntomas que pueden presentar son ansiedad o repeticiĂ³n de los acontecimientos traumĂ¡ticos.

“El estrĂ©s postraumĂ¡tico no te da esos sĂ­ntomas. Te da ansiedad, lo que se llama flashback, de repente ves estas imĂ¡genes de lo que pasĂ³ y te angustias, y comienzas a revivir el momento, eso es producto del estrĂ©s postraumĂ¡tico que se puede manejar desde el punto de vista sicolĂ³gico”, indicĂ³.

La sicolĂ³ga Nancy Amador Buenabad, investigadora en temas de conducta infantil por el Instituto Nacional de PsiquiatrĂ­a RamĂ³n de la Fuente Muñiz (INPRF), sostuvo que la conducta de un niño o un adolescente tiene que ver en conjunto con la relaciĂ³n familiar, la bĂºsqueda de identidad y el ambiente en el que se desenvuelva.

“Hay muchas razones en cuanto el origen, pero finalmente al ser multifactorial, hay cuestiones que tienen que ver con los padres, con cuestiones de la bĂºsqueda de identidad, del ambiente donde viven”, considerĂ³.

La especialista enfatizĂ³ que la violencia en el entorno se ha normalizado, incluso es un factor que ha generado grupos de pertenencia a los que muchos menores buscan entrar.

“Esta cuestiĂ³n de pertenencia a grupos es otro de los factores”, lamentĂ³.

Sumado a la baja supervisiĂ³n, falta de involucramiento con los padres, estĂ¡n documentados como factores de riesgo asociados a prĂ¡cticas de riesgo antisociales.

Por ello, es necesario en las comunidades y familias la prevenciĂ³n de adicciones y reforzar habilidades sociales positivas de trabajo en sociedad, honestidad, convivencia, buenos hĂ¡bitos, esfuerzo, respeto y disciplina, como indispensables para los chicos.

PREDISPOSICIÓN GENÉTICA

El 60% de los casos de menores con trastornos estĂ¡ relacionado con predisposiciĂ³n genĂ©tica de sus familiares; sin embargo, estos padecimientos no se desarrollarĂ­an si son atendidos a tiempo o se cambia el ambiente que se desarrollaron en sus padres, advirtiĂ³ Amador.

“El hecho de que tengas esa predisposiciĂ³n genĂ©tica no quiere decir que necesariamente vas a tener esa condiciĂ³n, tiene que jugar la situaciĂ³n del contexto para que ese gen se exprese”, informĂ³.

La especialista en conducta infantil indicĂ³ que un diagnĂ³stico debe ser integral desde una perspectiva de modelo biosicosocial que comprenda lo biolĂ³gico, sicolĂ³gico y social de un paciente.

Algunos casos que han sido atribuidos al aspecto biolĂ³gico son los de niños que sufren una desconexiĂ³n del lĂ³bulo frontal con la amĂ­gdala, Ă¡reas del cerebro encargadas de la conducta y los lĂ­mites.

En MĂ©xico, cuatro de cada 10 adolescentes que solicitan atenciĂ³n mĂ©dica mental por primera vez presentan un problema crĂ³nico que pone en riesgo su vida o bien, la estabilidad de su entorno familiar y escolar, debido a que padecen desde depresiones severas hasta conductas desafiantes, de acuerdo con estadĂ­sticas del Instituto Nacional de PsiquiatrĂ­a.



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