A pesar de que las autoridades federales y estatales continúan aseverando como un logro sustancial una mínima disminución del número de niños que trabajan en Chiapas, la informalidad muestra que en la entidad es una realidad que no puede ser oculta.
De acuerdo al documento “Chiapas Estadísticas de Trabajo Infantil”, publicado por la Secretaría de Planeación, Gestión Pública y Programa de Gobierno del estado en coordinación con el Comité Estatal de Información Estadística y Geográfica (CEIEG), en Chiapas al 2011 se contabilizaron 191 mil 520 niños y niñas trabajadores, mientras que en el 2013 la cifra descendió a 164 mil 678 menores, lo que representó una reducción del 2.6 por ciento.
Estos datos, resultado de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), que levanta el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) en su Módulo de Trabajo Infantil, indicaron que casi el 11 por ciento de los niños chiapanecos trabajan, ya sea formal o informalmente, siendo el sector de la construcción el que más ocupa a niños y el del comercio a niñas.
Sin embargo la ocupación de menores, incluso cuando los padres les otorgan el respectivo permiso para emprender una actividad productiva, o que en el mayor de los casos, como puede observarse en el primer cuadro de la capital chiapaneca, son los progenitores quienes los ponen a trabajar.
En el centro de Tuxtla Gutiérrez es visible, palpable y comprobable el trabajo infantil, hasta a las afueras de la propia Secretaría del Trabajo (ST) del estado se establecen comercios ambulantes con niños laborando, ya sea vendiendo fruta picada, playeras, cinturones, gorras y otros, esto sin considerar a los cientos de boleros que recorren por horas las calles buscando alguien que adquiera sus servicios.
Adentrarse más en el corazón del centro es también adentrarse en esta problemática que parece no tener pronta solución, ya que los menores son los propios encargados de los comercios, aquellos que se ubican principalmente en el antiguo mercado de frutas, el que se encuentra en la 1ª poniente y 8ª sur.
Lamentablemente el trabajo infantil es un lastre que lastima a Chiapas y a sus 122 municipios, no solo porque la informalidad laboral ubica a la entidad como la tercera con la tasa más alta en el rubro, sino porque los niños, quienes primero deben dedicarse a sus estudios, cambian los mismos para apoyar económicamente y/o sostener a sus familias desde temprana edad.
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