Debido a que el gobierno de Estados Unidos reforzó la seguridad en la frontera con drones, sensores y cámaras, los cárteles se han visto obligados a ser más creativo para pasar droga de México a la Unión Americana.
Cerca de 900 toneladas de narcóticos fueron incautadas el año pasado, de acuerdo con entrevistas a policías de la Patrulla Fronteriza y de Inmigración y Aduanas, y con documentos del Congreso y registros judiciales recabados por The New York Times.
Casi todas las drogas entran a Estados Unidos transportadas en vehículos, ocultas en comportamientos secretos en los paneles de las puertas o en el techo, en los motores, neumáticos y hasta en los tanques de gasolina.
Los narcotraficantes han cavado túneles transfronterizos para mover grandes volúmenes de mariguana. Muchas de estas construcciones son rudimentarias, otras incluso cuentan con ascensores, iluminación, pistas y sistemas de ventilación.
Alrededor de 224 pasadizos subterráneos fueron descubiertos en la frontera suroeste, entre 1990 y marzo de 2016.
Los criminales esconden narcóticos en camiones y trenes que transportan productos frescos como sandías, limas y otras frutas y verduras.
La Guardia Costera y la Aduana y Protección Fronteriza empezaron a detectar pequeñas embarcaciones conducidas a alta velocidad desde México, las cuales también se usan para introducir drogas a Estados Unidos, especialmente a California.
Las autoridades estadounidenses aclararon que aunque los contrabandistas se han vuelto más creativos, no han abandonado por completo las formas anticuadas de transporte, como en mochilas.
Con información de The New York Times
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