Militar relata cuatro días de tortura en Cefereso de Veracruz - EL IMPARCIAL DE CHIAPAS

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miércoles, 14 de junio de 2017

Militar relata cuatro días de tortura en Cefereso de Veracruz

CIUDAD DE MÉXICO (apro).- El teniente Sócrates López Escobar y el subteniente Francisco Soto, presos desde hace seis años en el Centro Federal de Readaptación Social (Cefereso) de Villa Aldama, Veracruz, se quejaron de las condiciones en que se encuentran y de las torturas que sufrieron por parte de otros elementos del Ejército Mexicano durante cuatro días.

Ambos fueron condenados a 26 años de prisión, supuestamente por colaborar con Los Zetas.

En una carta enviada a Radio Fórmula desde el Cefereso, López Escobar explica que se encontraba destacado en Torreón, Coahuila, cuando el 13 de marzo de 2011 lo detuvieron y lo llevaron a Saltillo. En ese lugar, dice, estaban detenidos otros 15 elementos.

“Todo esto fue una artimaña fabricada por las propias autoridades para poder incriminarnos de algo que no he hecho ni jamás haría, puesto que todas y cada una de las supuestas pruebas que obran en mi contra fueron desvirtuadas con pruebas fehacientes ante las autoridades militares, destaca en el documento de 11 páginas.

El teniente relata que fue llevado a un cuarto con tres divisiones, donde “se encontraba más personal vestido de civil portando armas cortas, los cuales eran de la Policía Judicial Federal Militar; asimismo había un modular o estéreo a muy alto volumen, ya que dicho cuarto era ocupado para que todos los que ahí estábamos fuéramos interrogados y torturados. Y aunque el modular estaba prendido, se alcanzaban a escuchar los gritos de quienes estaban torturando”.

Añade: “Después de eso llegó un momento que se hartaron de estarme golpeando y hacerme las mismas preguntas, por lo que me regresaron al mismo lugar de las literas donde permanecí el resto de la noche con mis demás compañeros, con la incertidumbre y el temor de que me volvieran a golpear y torturar, ya que toda la noche estuve escuchando los gritos de mis compañeros cuando de uno por uno los iban llevando para interrogarlos y torturarlos”.

De acuerdo con López Escobar, lo llevaron a un baño y ahí, estando esposado y vendado de los ojos, con palabras altisonantes y de forma agresiva lo envolvieron en una manta y lo enrollaron en un colchón de hule espuma, sujetándolo con cintos desde los tobillos hasta el pecho, con la cabeza descubierta.

“Una vez atado me tiran en el piso y comienzan a golpearme al momento que me interrogaban, manifestando entre ellos que así como estaba envuelto no me iban a quedar marcas en el cuerpo por los golpes, a la vez que me colocaban una bolsa de plástico en la cabeza provocándome asfixia, tapándome la nariz con la otra mano, y otro de ellos se dejaba caer con todo su peso sobre mi tórax, haciendo esto en repetidas ocasiones, cambiando la bolsa por una toalla húmeda con la cual me cubrían el rostro vertiendo agua sobre ella.

Prosigue la carta: “Así continuaron haciéndolo, amenazándome y torturándome, haciéndome la indicación que debería incriminar a mis compañeros en actos delictivos y que yo debería de aceptar ser parte de ellos, de Los Zetas, ya que si no mi familia pagaría las consecuencias, diciendo que de la forma más fácil llegarían a mi casa con una supuesta orden de cateo y que sin que mi esposa se diera cuenta iban a colocar droga y armas dentro de ella para incriminarla también, pero que antes la iban a violar, y a mi hijo de cinco años en ese entonces lo iban a descuartizar y a mí me irían a tirar a la orilla de la carretera fuera de la ciudad colocándome un narcomensaje para culpar a la delincuencia y hacer parecer que andaba inmiscuido en actividades delictivas”.

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