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jueves, 20 de abril de 2017

Entregan cuerpos de dos hermanos chiapanecos arrojados a fosas de Tetelcingo

Luego de cinco años de desaparecidos, los cuerpos de los hermanos chiapanecos Andrés y Mauricio Reyes López fueron por fin devueltos a sus familiares, luego de haber desaparecido en julio de 2012 y ser inhumados clandestinamente en las fosas de la Fiscalía de Morelos, en marzo de 2014.


Esta mañana, personal de la Fiscalía local, familiares de víctimas y peritos de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (UAEM) realizaron la diligencia para entregar los cuerpos de los dos jóvenes, quienes en julio de 2012 se encontraban en tránsito por la entidad y cuyos cuerpos fueron localizados días después de su desaparición en el municipio de Jantetelco, en la zona oriente del estado.

Los restos de ambos hermanos fueron entregados a su padre, Ángel Reyes, quien viajó en compañía de otra de sus hijas hasta Cuautla, para recuperarlos, luego de buscarlos por cinco años en los estados de Veracruz, Oaxaca, Puebla y Morelos.

“Estamos muy tristes. Estos cinco años hemos estado muertos en vida. Más que nada caminando por ahí, porque no los encuentra uno. No sabe uno nada, absolutamente nada, no sabe uno si están muertos o están vivos. No sabe uno si los tienen esclavizados, se pone uno a pensar muchas cosas”, relató.

“Lo que siento es una tristeza muy grande, porque no esperaba que fueran cadáveres. Pero ya se tranquiliza uno, porque cuando menos ya sabe uno dónde se le va a poner una veladora y así”, dijo Ángel Reyes, padre de las víctimas, en entrevista posterior a recibir los cuerpos de sus dos hijos.

El 20 de julio de 2012 los dos hermanos salieron de Jitotol, comunidad chiapaneca, con rumbo al norte del país. Cinco días después tuvieron su última comunicación con su familia. Por separado, uno de ellos comentó que estaba en Oaxaca y el otro en Puebla. Después de eso ya no supieron nunca de ellos.

Pero sí recibieron varias llamadas en las que exigían a la familia el pago de dinero a cambio de la liberación de sus dos hijos. Cuenta don Ángel Reyes: “Me hablaron varias veces. Me habló una persona con voz fuerte. Me dijo que mis hijos estaban vivos, pero que no estuviera hablando más. Que no estuviera llamando, porque a uno de mis hijos lo tenían amarrado y que ya no hablara. Como a las 15 minutos mi hijo me habló y me dijo que ya no le hablara, que ´rl se iba a comunicar”, pero ya nunca supo de ellos.

La familia inició las denuncias penales por desaparición tanto en Oaxaca como en Puebla. En ese momento a las familias se les tomaron muestras biológicas para llevar a cabo el proceso de identificación.

Los cuerpos de Mauricio y Andrés fueron encontrados el 26 de julio de 2012, seis días después de que salieron de su comunidad. Los hallaron a un lado del camino a San Marcos, en el rancho El Cazahuate, en el municipio de Jantetelco, al oriente de Morelos.

Luego, sin que las autoridades locales realizaran la toma de muestras genéticas, ambos cuerpos fueron depositados, el 28 de marzo de 2014, en las fosas clandestinas de Tetelcingo, a pesar de que sus familiares llevaban para entonces dos años buscando a los jóvenes.

Como Andrés y Mauricio, 119 víctimas fueron depositadas en las fosas en 2014. En diciembre de ese mismo año la familia de Oliver Wenceslao Navarrete Hernández obligó a las autoridades a exhumar todos los cuerpos hasta encontrar el de su familiar. Esta acción fue grabada en video y su divulgación, a finales de 2015, hizo posible que en mayo de 2016 los cuerpos fueran exhumados y se les tomaran muestras genéticas para su identificación.

La identificación de los cuerpos de Andrés y Mauricio ocurrió a partir de la confronta de los perfiles genéticos de estos cuerpos y de sus familiares, quienes llevan cinco años buscando a Andrés y Mauricio, de 30 y 27 años, respectivamente.

Con estos dos cuerpos suman ocho los que fueron exhumados de las fosas clandestinas de la Fiscalía en Tetelcingo. Primero fueron entregados los cuerpos de Oliver Wenceslao y el de una maestra cuya identidad permanece en el anonimato. Más tarde se entregó el cuerpo del joven Israel Hernández, materialista de Cuernavaca; después se entregó el de María Dolores Juárez, originaria del Estado de México.

Además, se entregaron los cuerpos de Apolinar Delgado, quien murió atropellado en Cuernavaca en 2013, y el de Arturo Adame, asesinado en 2011 en Cuautla. La coincidencia es que todos estos cuerpos eran buscados por sus familias, algunos de ellos claramente identificados por sus parientes, como los de Oliver, la maestra, Apolinar y Arturo y, a pesar de ello, fueron inhumados clandestinamente en las fosas de Tetelcingo.

Desde el 21 de marzo pasado se lleva a cabo un proceso similar en otras fosas de la Fiscalía, éstas ubicadas en Jojutla. Se pensaba en un inicio que se encontrarían entre 35 y 38 cuerpos, sin embargo, en la primera semana se exhumaron 45 cuerpos y desde entonces no dejan de salir.

Al viernes 7 el número ya superaba los 60. Esta semana se llevará a cabo una reunión en la Secretaría de Gobernación para determinar cuándo se continúan los trabajos suspendidos por la Semana Santa.

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