Se llamaba Candelario. Le decían Candito, de cariño. De aproximadamente 42 años de edad. Era el velador de los edificios en obra negra ubicados sobre el libramiento Norte, en el fraccionamiento Canteras, a un lado del IMSS 123 de Tuxtla Gutiérrez.
Atropellado
Alrededor de las 19:00 horas dejó su servicio de vigilancia, cruzó de norte a sur los cuatro carriles de la vía rápida. Pasó el puente peatonal y llegó a donde estaban sus compañeros veladores.
Allí comieron y convivieron durante una hora. “Botaneamos y cheleamos un poco”, dice el hombre de unos 28 años, mientras se mesa sus cortos cabellos, escéptico por la muerte de su amigo.
“Cómo es la vida no, apenas hace 20 minutos estábamos riendo y míralo ahora. Mi compa Candito está muerto”, exclama a punto del llanto.
Es que al filo de las 20:00 horas, alguien fue a llamar al velador para que regresara a su servicio de vigilancia, en el portón del edificio.
Pero no subió al puente peatonal. Pasó a 15 metros. Y ya iba un poco ebrio.
Candelario cruzó el carril de baja, pero cuando iba casi a mitad del carril de alta, de poniente a oriente llegó el veloz auto que lo embistió. El velador fue aventado varios metros. Su gorra roja quedó seis metros antes del cuerpo. Su zapato izquierdo, unos cuatro.
Según paramédicos de Protección Civil Municipal que valoraron a la víctima, presentaba fractura expuesta en pierna y brazo izquierdos.
Tránsito Municipal desvió la circulación, para que personal de la Procuraduría General de Justicia del Estado realizara las diligencias necesarias. El cadáver fue llevado al Semefo, para la necropsia de ley.
Burlando la vigilancia, el “valedor”, amigo del velador muerto, levantó la sábana y le acarició el cabello como despedida.
Con información de Cuarto Poder.
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