HERMOSILLO, 11 de septiembre.— La casa que habitaba uno de los funcionarios del gobierno de Sonora que traficaba con bebés recién nacidos está habilitada con todas las amenidades como si se tratara de una guardería, con juegos infantiles, como columpios, resbaladilla, sube y baja; una casa de muñecas, juguetes y chapoteadero.
En un recorrido por el domicilio de José Manuel Hernández López, asesor Jurídico de la Unión Ganadera Regional de Sonora, que luce abandonado y está ubicado en una colonia popular al poniente de Hermosillo, Excélsior constató que la casa no tiene resguardo judicial ni está siendo vigilada por la policía, a pesar de que el inculpado es uno de los presuntos criminales más buscados del estado e incluso a escala internacional.
Según el relato de testigos y su propia declaración ministerial, José Manuel Hernández fue descubierto en flagrancia delictiva por la Procuraduría estatal que lo dejó en libertad, a pesar de que al momento de su presentación ante el Ministerio Público, éste tenía en su custodia a una niña de dos años que fue retirada de su familia biológica, quien era utilizada para chantajear a las parejas que accedieron a pagar para agilizar los trámites de adopción.
El domicilio consta de dos casas de interés social juntas, cubiertas al frente con una barda de tres metros de altura que asemeja una casa de seguridad, que sus habitantes llamaban El Castillito; por dentro, la decoración contrasta con la fachada, pues las paredes del patio y la cochera están pintadas de colores con árboles, flores, arcoíris y mariposas.
Hasta mayo pasado, el domicilio era habitado por José Manuel y su esposa, Emma Consuelo Falcón Etchechury, con quien engendró unos gemelos; además de que en noviembre de 2013, el sospechoso de traficar con bebés convenció a su pareja de registrar a la pequeña como si fuera su hija biológica.
A simple vista se nota que al momento de abandonar el domicilio, la pareja de prófugos tomaron lo que pudieron y escaparon, pues ambos desaparecieron desde hace más de cuatro meses al salir de las instalaciones de la PGJE, donde confesaron el crimen.
Desde marzo, José Manuel y Emma Consuelo fueron señalados por el Departamento de Investigación de Seguridad Interna del gobierno de Estados Unidos como integrantes de una “compleja red” dedicada al tráfico de bebés recién nacidos que vendían a parejas mexicanas y estadunidenses.
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