Entonces despiertas, tiendes tu cama y bajas a desayunar. Clásico para alimentarte por las mañanas es tu platoncito de Corn Flakes.
Ahora, seguro estás pensando que la misión del buen John Harvey Kellogg al inventar las hojuelas de maíz era quitarte el hambre, pero no.
La invención de los corn flakes obedecía los intereses de una cruzada anti-masturbación encabezada por el mismo muchacho John Harvey Kellogg.
Todo comenzó con un libro escrito por un anónimo que trataba la masturbación como un padecimiento médico y que causó que John se traumara con el tema.
Él buscaba una manera de detener la “decadencia de la humanidad hacia la depravación”.
El muchacho era un orgulloso creyente de que el deseo sexual era incorrecto y que la masturbación traería enfermedades al mundo, fue esto lo que lo llevó a nunca consumar su matrimonio. Pobre.
Antes de llegar a la invención del cereal, probó métodos un poco más extremos:
Se sabe que perforaba con hilo de plata el prepucio de los niños para evitar erecciones e irritar.
A las niñas les aplicaba ácido carbólico en el clítoris para quemarlo y evitar que se tocaran.
Ahora, ¿los Corn Flakes funcionaron para este propósito? Casi podemos apostar a que no, pues su teoría es que la dieta consistía de los elementos necesarios para que el deseo no se desbordara en noches de lujuria contigo mismo.
Vía Sopitas
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