Se refugiĂ³, avergonzada, en la oscuridad del anonimato y de la negra noche. El temor, tambiĂ©n la dominĂ³. Su ex novio y la policĂa, esperaban a su lado, una explicaciĂ³n lĂ³gica… y no la obtuvieron. Y ella llorĂ³. InsinuĂ³ que la habĂan secuestrado. Y terminĂ³ confesando su culpa.
Aunque la noche llega, también llega el amanecer. Y las cosas encubiertas salen a luz. Nadie lo dice con palabras, pero sà con hechos, al pie de un anuncio luminoso color azul, frente a conocido hotel.
La jovencita de unos 19 años, de 1.55 de estatura, menuda, cabello largo, negro, vestĂa pantalĂ³n de mezclilla azul, blusa cafĂ©. Su mirada denotaba temor y vergĂ¼enza. Se sentĂa desnuda, aunque estaba vestida.
¿Por quĂ© mentiste? - La increpĂ³ un joven alto, molesto.
Los policĂas rodearon a la pareja, ex pareja. Eran novios, pero ya no lo son.
Ella hablĂ³ por telĂ©fono a su ex novio. “AyĂºdame por favor”, le dijo angustiada. Se encontraba en conocida marisquerĂa, sobre el libramiento Sur y 5ª Poniente de Tuxtla GutiĂ©rrez.
La jovencita insinuĂ³ que la tenĂan contra su voluntad. Y pedĂa a su ex pareja que la sacara de allĂ.
Aunque el lazo del noviazgo se rompiĂ³, el joven no pudo cortar el irrompible hilo del amor. Y decidiĂ³ ayudarla.
Pero al llegar al negocio referido, ella no estaba ya. Y le hablĂ³. No contestaba. Cuando por fin ella contestĂ³, le dijo que estaba sobre el mismo libramiento Sur, pero al oriente. Frente a un conocido hotel de paso.
AllĂ¡ se apersonĂ³ el joven preocupado. En el camino llamĂ³ al 066. Pues la ex novia le habĂa sugerido que la llevĂ³ un hombre a la fuerza, a dicho hotel.
Llegaron al lugar, simultĂ¡neamente, el joven y los policĂas. Este en su taxi, aquĂ©llos en la patrulla PCC-38.
ComenzĂ³ el interrogatorio. Y surgiĂ³ la contradicciĂ³n en la mente confusa, atiborrada de la jovencita. Estaba ebria. “Me emborracharon”, dijo.
¿Te trajeron a la fuerza? -InquiriĂ³ el comandante.
- No
- ¿Abusaron de ti?
- No
Y la joven soltĂ³ el llanto. “LlĂ©vame a mi casa”, le pidiĂ³ a su ex novio.
¡No, cĂ³mo crees! Ya no somos nada, ‘tĂ¡s borracha, yo no te saquĂ©.
Todo se tratĂ³ de una mentira por parte de la jovencita. Que se encontraba llorando inconsolablemente, pues su conciencia le amonestaba en haber recurrido a una acciĂ³n reprobable como es el mentir. Y terminĂ³ confesando su culpa. Tuvo una noche de copa loca.
VĂa Cuarto Poder...
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